1. Hace semanas desde tu último post
No responder mensajes, tweets o post cuando tienes muchos seguidores puede ser contraproducente… Peor puede ser que ni siquiera recuerdes la última vez que actualizaste tu blog.
2. Compartes TODO lo que haces
Qué bueno que estás con antojo de unas galletitas de gengibre, pero… ¿Es realmente importante que todo el mundo vea las fotos de todos tus alimentos o que todos sepan que tomaste en exceso? Busca las opciones de privacidad de las redes sociales y piensa antes de postear si lo que publicarás es importante para ti, para tus amigos o para el resto del mundo (es más pecado si luego te arrepientes de algo que publicaste).
3. Usas cuanta red social se inventa
Algunas redes se irán así como llegaron y si no quieres saturar a tus lectores, checa cuáles son las redes sociales importantes y apóyate en los widgets para organizarlas.
4. Tus fotos de perfil son ambiguas
La foto de tu perfil es tuya, no la de tú y tu novio, amigos, bebés o mascotas. Y si la imagen fue tomada la década pasada, ¡tampoco cuenta! Es mayor pecado si se trata de una página profesional.
5. Poner links engañosos
Nadie quiere abrir links que dirigen a contenido que pudiera molestar de cierta manera o, peor, que sea de mal gusto o que asuste. Si no puedes dejar de hacerlo, busca ayuda terapéutica.
Y recuerda que estos pecados no te mandan al infierno social, pero te pueden costar seguidores, fans, amigos o suscriptores. Piensa antes de postear.