
Cuando inicié mi carrera de periodismo a medidados de los 90, una de las reglas de oro era la objetividad.
Aunque ésta siempre fue cuestionable, el reportero hacía su mejor esfuerzo para apegarse lo más posible a la realidad y para esto existían esquemas que lo ayudaban a ser lo más objetivo posible.
Fórmulas de escritura como la pirámide invertida, en la que en el primer párrafo se condensa el qué, cómo, cuándo, dónde y por qué, así como las citas directas e indirectas, con la figura del reportero como alguien que no tiene opinión y sólo está supuesto a observar, ayudaban a darle a los lectores o la audiencia un intento de aproximación a la realidad.
¿Entonces qué pasa ahora que la información vive en un enorme universo que es el ciberespacio, en el que ya no pertenece sólo a un reportero respaldado por el poder de una institución informativa detrás de él? O más intimidante aún para quienes están en el negocio de reportar noticias a la vieja usanza… ¿Qué pasa cuándo esa información que antes escribían seres humanos es ahora escrita por robots?
Gracias a algoritmos programados para que sean robots quienes escriben este tipo de notas, sin opinión alguna, los medios informativos, como lo hizo recientemente Los Angeles Times, podrán reportar muchísimo más rápido y con menos posibilidad de error que un ser humano. Esto no es el futuro, es ya una realidad que iremos viendo cada vez más.
A mí, que inicié mi carrera periodística editando este tipo de notas, me cruzó alguna vez por la cabeza la idea de que se avecinaba el final de nuestra profesión. Sin embargo, ahora estoy convencida, que si bien, sí se agota el modelo informativo que conocíamos, no representa en ningún momento el fin de la información (ahora sí objetiva) y los buenos contenidos, sino todo lo contrario.
El que se robotice la entrega de breaking news o lo que conocemos como la noticia dura, sin opinión alguna, realizada con datos precisos, nos ofrece una serie de grandes oportunidades a los nuevos facilitadores de información o creadores de contenido:
- El no cargar el gran peso de tener que ser objetivos, cuando es algo que es prácticamente imposible de lograr.
- El poder consolidarnos como alguien que tiene una opinión.
- El utilizar las noticias generadas por algoritmos como una herramienta más que nos permite generar contenido valioso y de utilidad a los consumidores de información a los que llegamos.
- El centrar nuestro valor en lo que aún los robots no pueden hacer: interpretar qué es lo que significan estos datos duros para el grupo de seres humanos al que nos dirigimos.
Estos nuevos tiempos en los que la tecnología avanza de una manera que no habíamos visto antes, vienen llenos de enormes retos para quienes nos vemos en una posición de tener que evolucionar si queremos seguir dedicándonos a generar contenidos, pero también una serie de emocionantes posibilidades que harán que nuestras historias sean contadas con muchísimos más recursos. ¿Cuáles se te ocurren a ti?
¡Fabuloso punto de vista! Ahora es labor de cada comunicador saber reinventarse y, sin el peso de reportar hechos y nada más, ofrecer una visión propia de esos hechos y de la realidad. Todo esto gracias a los bienaventurados robots, que están haicendo el trabajo de houskeeping.
¡Así es Vero! O bueno, así veo las cosas desde mi muy subjetivo punto de vista. La tecnología es maravillosa si la usamos a nuestro favor. ¡Gracias por tu apoyo y por pasar por aquí a dejar tu comentario!